sábado, 17 de mayo de 2008

Senda hacia la nada (1)

Tras haber completado el ritual para purificar mi espíritu y mi alma, salí del templo de cristal envuelto por el aura de este nuevo estado. Apenas comencé a bajar la escalinata dorada, observé que había dos mujeres sentadas en sus escalones, una a cada lado junto a las barandillas. La de la derecha, vestida de blanco y la de la izquierda, de negro; ambas envueltas en sus ropajes y escondiendo su enigmático rostro tras las telas de sus vestidos. La que vestía de blanco me miró de soslayo y rápidamente desvió su mirada, intentando disimular su curiosidad. La de negro descubrió su rostro y clavó sus ojos en los míos, dejándome por un momento paralizado y turbado a la vez. No sentí miedo, pero sí crispación e inquietud. Seguí bajando al mismo ritmo, sin aparentemente alterarme - en realidad mi ánimo se había conmovido, pero yo acababa de salir del templo de cristal, puro, nuevo, nítido y YO -. Al final de la escalinata dorada estaba el camino que conduce a la verdad. Llegaré, es cuestión de calma y paciencia; sólo entonces podré morir en paz.


( estoy escuchando el disco de " El Patio " de Triana ( 197? ) El lago , etc . . . y esto es lo que se me ocurre : "has de ser como la mañana del día que te conocí ")

4 comentarios:

  1. ¡Eh ! ¡Amigo ! ¿ cómo estás esta mañana ?
    ¿ recuedas algo de lo que te ocurrió ayer ?
    JJJJJJJAAAA

    ResponderEliminar
  2. En tus labios brilla una sonrisa que penetra en lo más hondo de mi ser :)
    Podemos cantarlo a dúo, señor virginiano.

    P.D.: La mujer de negro tenía que ser la caña!! porque para paralizarle a usted...


    Jabubesos

    ResponderEliminar
  3. Tá bonito er cántico a dúo . . .
    Vigilianus

    ResponderEliminar
  4. Ese disco que yo tuve y perdí, como otros tantos, era del 75.
    Parece que los cuidados del pódologo le estan sentando muy bien, señorita.

    ResponderEliminar