sábado, 1 de septiembre de 2007

Fragmento de una invención

Entre la gente que habita por los alredores de la casa,corre el rumor(quizás fundado) que, a veces,se oía la música como de un Vals y que por entre los visillos se podía adivinar su silueta bailando agarrado a una imaginaria pareja,a la que agasajaba con reverencias y besos en las imaginarias manos, como si de una distinguida dama presente realmente en carne y hueso se tratase.Tan pronto como la pieza musical terminaba y sin que mediase motivo ni causa aparente alguna,caía sumido en un profundo e incosolable llanto,el cual iba degenerando hasta llegar a ser puro alarido y que concluía siendo una sarta de juramentos al cielo,al infierno y a todas las madres que en el mundo han sido,al tiempo que se dejaban oir los chasquidos de la cristalería ,estrellándose bien contra el suelo,bien cotra las paredes y ventanas, que había usado para sevirle el vino y el licor a su imaginaria compañera.También se cuenta que al caer la tarde y,sobre todo en vísperas o coincidiendo con el plenilunio,solía subirse a lo más alto del campanario de la recoleta capilla de la casa y que tras hacer repicar las campanas con rara detreza,declamaba en voz alta versos inconexos,a menudo ininteligibles y llenos de palabras desconocidas por estas humildes gentes que ahora me informan.Cuando daba por concluída su declamación(o lo que fuese) y antes de bajar del campanario,comenzaba a arrojar a los curiosos y viandantes restos de comida que había subido previamente consigo,así como escrementos de animales,tejas, argamasa,girones de sus vestiduras y que,de vez en cuando, incluso vomitaba sobre sus cabezas desde la altura...

Imaginación y realidad.

"Lo peó que le pué pazá a una perzona é creerce zú-`-propia-`-mentira`."

(Manuel Gallardo ,"Er Chalao Viejho",(e.p.d.)una tarde cualquiera sentado a la puerta de la casa.)